Es uno de los pocos contemporáneos que los hermanos Gallagher de Oasis alaban. Chris Martin, vocalista y líder de Coldplay, lo presento como “el mejor cantante del mundo” en el concierto multitudinario Live 8. Para algunos periodistas, es un “Bono humilde”. Para otros, “alguien capaz de cantar sobre los males del mundo de un modo hilarante”. Tiene nombre y apellido, Richard Ashcroft y es un cantante y compositor inglés más conocido por su etapa como vocalista y líder de The Verve, grupo que con aquel inmenso disco, Urban Hymns (1997), se conviertió en un icono en Gran Bretaña y en uno de los mejores grupos de la historia.

Y es que no es fácil que un grupo que, tras haber sacado su mejor disco el cual le había hecho catapultarse al mismísimo limbo musical, se separe. Los motivos fueron varios: tras sacar su segundo disco, A Norther Soul (disco de música trippy-jazzy-acid-darkie-cosmic-muzak, psicodélica, música para especializados), anunciaron que se separaban pero dos años después se rejuntaron de nuevo para conquistar el mundo con el grandioso Urban Hymns, disco extraordinario con innumerables joyas como Lucky man, Sonnet, Drugs Don’t Work o Bittersweet Shymphony, entre otros. Este ultimo hizo perder un pleito multimillonario con los Rolling Stones y Andrew Loog Oldham por uso sin autorización del riff orquestal pero que elevaba al grupo a las alturas siderales de la popularidad musical.
Una grave disputa entre Ashcroft y Mc Cabe (guitarrista del grupo) y los cada vez más frecuentes problemas con las drogas termino por disolver el grupo por completo. Y es que, como dijo Richard, “estar en el limbo no es bueno para el alma”.

A pesar del duro golpe que supuso, Ashcroft decidió emprender una carrera en solitario la cual no ha sido lo suficientemente valorada y recibió muchas críticas sin fundamento, nadie le tomo en serio y fue humillado y ajusticiado en público. Lo que -a una personalidad centrífuga y egocéntrica como la de Ashcroft- no sólo no le afectó demasiado sino que, por lo contrario, lo reafirmó en sus creencias. Es decir: hoy Ashcroft cree todavía más y mejor en Ashcroft. Y en una de sus últimas entrevistas no vaciló en compararse con Jesucristo, Nostradamus o Shakespeare.

Pero ¿quién es este personaje al cual Noel Gallagher dedico uno de sus mejores temas Cast No Shadow (‘Casi sin sombra’, haciendo referencia al estado de deshidratación en el que se había quedado tras su proceso de destoxificación) en el segundo disco de Oasis, (What’s the story) Morning Glory?

Pelo largo y alborotado al estilo Rolling, ojos saltones de dragón chino, cara desnutrida, de cuerpo flaco y débil, labios frondosos, nariz legendaria, orejas de duende, cara de pez abisal, un eslabón perdido entre Ian Brown (The Stone Roses) y Liam Gallagher (Oasis), cogiendo la elegancia del primero y la chulería del segundo. Su música es una coctelera de puro folk, música indie, lo mejor del britpop, el mejor post grounge y carisma, mucha carisma… tal vez sea esa combinación de joven y oscuro Bob Dylan, con el tono grave y estentóreo de Elvis y un John Lennon exótico en plan filosofo lo que le ha hecho ser olvidado por la mayoría del sector popular pero también su reputación no ha hecho más que subir y hay aún muchos incondicionales que le adoran de forma excesiva tratándole como un verdadero dios. Y es que Richard Ashcroft es uno de esos artistas a los que se ama o se odia.

Es la encarnación contemporánea de poeta maldito, hombre que cree por encima de todas las cosas en el poder redentor y curativo de la música. Y si la música es su música, mejor todavía. Sus discos están llenos de canciones de autoayuda para su propio y exclusivo uso. Podemos decir que es un ‘doctor’ dentro de la música y que a través de ella es capaz de expresar y transmitir sentimientos. Así hay canciones que sirven para alegrar el alma como son el maravilloso Science of Silence (HC) o el poco valorado Words Just Get In The Way (KTTW). Hay otros temas que te hacen viajar a sitios lejanos como el exótico On A Beach (AWE) o el fantástico Buy It In The Bottles (HC), canciones para cualquier alma atormentada en busca de paz.
También hay temas más eléctricos como el ochentero Why Not Nothing (KTTW) o el apocalíptico New York (AWE). Pero si en algo se caracteriza Ashcroft es por sus canciones melancólicas y hay destaca el psicodélico y eterno Check The Meaning (HC), uno de sus mejores temas. Aunque la Canción por excelencia de Richard Ashcroft es, sin duda, A Song For The Lovers (AWE), es una gozada escuchar como van entrando y saliendo pianos, sintetizadores, violines, guitarras... Incluso en el Urban Hymns destacaría. El videoclip no tiene perdida tampoco.
AWE = Alone With Everybody HC = Human Conditions KTTW = Keys To The World